La estabilidad de precios es uno de los principales cometidos del Banco Central del Uruguay. La inflación baja contribuye a que los agentes económicos tomen mejores decisiones en materia de ahorro, inversión y consumo, y reduce la incertidumbre en el entorno macroeconómico.
A su vez, una moneda sólida colabora con el crecimiento de la producción, el desarrollo económico, la generación de empleo, y cuida el valor de los ingresos de la ciudadanía.
Para ello, el Banco Central implementa un régimen de metas de inflación, que utiliza como herramienta la tasa de interés, comprometiéndose a adoptar las medidas necesarias para mantener la inflación baja y estable.
La variable de referencia es la tasa del mercado interbancario, a un día de plazo, que actúa como señal para el resto de las tasas de la economía y orienta su comportamiento en consonancia con la meta de inflación. De esta forma, la política monetaria contribuye a consolidar un entorno macroeconómico estable y previsible.