A nivel internacional se ha avanzado hacia la definición de estándares en materia del capital mínimo que las entidades bancarias deben mantener en función de los riesgos que asumen.
Asimismo estos estándares promueven mejoras en los sistemas de gestión de riesgos como elementos centrales para la estabilidad de las entidades y del sistema en su conjunto.
Estos estándares son conocidos como Basilea II.
La SSF se ha fijado como un objetivo central el estar alineado a las mejores prácticas internacionales en materia de supervisión y regulación, por lo cual ha establecido una hoja de ruta para adoptar integralmente el estándar mencionado.
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