El webinar denominado “Hacia una moneda de calidad” fue organizado por la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Católica del Uruguay (UCU) y el Banco Central del Uruguay (BCU).
La presentación tuvo lugar en la mañana del 27 de abril y estuvo a cargo del presidente del BCU, Diego Labat; y del gerente de la Asesoría Económica del Banco, Gerardo Licandro.
La actividad tuvo unas palabras de bienvenida de la decana de la Facultad de Ciencias Empresariales de la UCU, Isabelle Chaquiriand; y contó con la participación en carácter de moderador del director de la Licenciatura de Economía de la UCU, Emiliano Tealde.
En su alocución, Labat comenzó haciendo algunas reflexiones tales como la necesidad de “mirar un poco más allá” del presente y tener en cuenta siempre la temporalidad de quienes están al frente de las instituciones, ya que para el presidente del BCU “la construcción de las políticas públicas deben ser una acumulación de actuaciones” que de ninguna manera adquieran un carácter refundacional.
A continuación, Labat se centró en los aspectos que hacen necesaria una moneda de calidad, y destaca que una inflación alta y la dolarización afectan el crecimiento de largo plazo, perjudican la política monetaria y la estabilidad financiera. Se refirió a los efectos no lineales de la inflación sobre el crecimiento vinculados a la indexación del sistema financiero, a que la dolarización compite con el mercado en moneda nacional y a la evidencia que muestra que en Uruguay la dolarización afecta la gestión financiera y real de las empresas uruguayas.
Labat afirmó que “la política monetaria puede anclar las expectativas en Uruguay”. Pero, agregó que “las expectativas no han estado dentro del rango, lo que es una muestra de falta de credibilidad” y que eso forma, en buena parte, el foco del conflicto de objetivos.
“La política monetaria en los últimos años ancló las expectativas de inflación, pero las ancló entre un 3-4% por encima del centro del rango meta”.
“Señalamos en el trabajo algunos problemas del instrumento de política”, dijo. “La razón de no haber alcanzado el rango meta (en el pasado) no estaba en el instrumento (de uso de agregados monetarios), pero sí creemos que el instrumento no ayudaba y que notoriamente tiene mayores virtudes la tasa de interés que los agregados monetarios”.
Labat explicó que “la volatilidad de la tasa de interés es mucho mayor bajo manejo de agregados” y eso afecta a las señales que reciben los agentes del mercado.
El bloque final de la presentación estuvo enfocado en detallar la agenda de trabajo del nuevo marco de política monetaria y la desdolarización y reconstrucción de los mercados en pesos.
En lo que refiere a la política monetaria, Labat destacó las principales acciones realizadas en el actual período: cambio de instrumento; reducción del rango objetivo de inflación para setiembre de 2022 (3%– 6 %); conducción de la tasa de interés bancaria a un día y creación de un rango de referencia para la misma; y la concentración de operaciones de mercado abierto en plazos más cortos.
Señaló que “en tanto no se produzcan cambios institucionales, hay mucho que se puede hacer por la institucionalidad en la práctica”, destacando una “nueva interpretación del conflicto de objetivos”, por la cual en tiempos normales el objetivo de inflación es prioritario.
A su vez, dio cuenta de algunas de las acciones por las que ya ha comenzado el BCU: aumento de frecuencia de las reuniones del Comité de Política Monetaria (COPOM); reducción de la frecuencia de las reuniones del Comité de Coordinación Macroeconómica; además de mejoras en transparencia, comunicación y rendición de cuentas.
Con relación a la desdolarización y la reconstrucción de los mercados en pesos, el presidente del BCU destacó el proceso de diálogo iniciado con las partes interesadas para lograr en el mediano plazo una desdolarización de la economía uruguaya y la consolidación de una moneda de calidad.