En el día de hoy, el Comité de Estabilidad Financiera analizó la situación del sistema financiero y evaluó los potenciales riesgos que podrían afectarle. Se concluyó que el sistema financiero doméstico se encuentra estable y en condiciones de procesar los riesgos identificados. A continuación se presenta un resumen de los principales elementos considerados durante la reunión.
El conflicto entre Rusia y Ucrania constituye un cambio de importancia en el contexto internacional, con múltiples consecuencias inmediatas y riesgos asociados en horizontes todavía inciertos. Se ha producido un incremento en el precio de productos básicos, en particular energéticos, generando presiones inflacionarias adicionales y contribuyendo a una desaceleración significativa del crecimiento mundial en 2022. El alto grado de incertidumbre respecto a la duración y la profundidad del conflicto determina que los riesgos geopolíticos derivados del mismo sea objeto de monitoreo y evaluación permanente por parte del Comité.
La persistencia y profundización de los efectos del COVID-19 continúa representando una fuente de riesgos, a pesar de haber disminuido su importancia relativa en el mapa de riesgos para la estabilidad del sistema financiero doméstico. A nivel doméstico, la situación sanitaria ha mejorado y se decretó el fin de la emergencia sanitaria. La actividad y el mercado de trabajo se han recuperado del choque inicial y se espera que la economía mantenga su dinamismo durante 2022. El alto grado de vacunación alcanzado agrega importantes capacidades a la gestión de este riesgo. A nivel internacional, una preocupación proviene del aumento de casos observados en China y los efectos económicos de las políticas de confinamiento aplicadas. La situación genera presiones sobre las cadenas productivas globales y cierto desabastecimiento de suministros. A los efectos negativos sobre la actividad como consecuencia de las medidas de confinamiento en China, se agregan los potenciales efectos de la situación de algunas empresas del sector inmobiliario de dicho país. La combinación de estos elementos podría implicar una fuerte desaceleración del ritmo de crecimiento de la actividad de aquel país.
En tanto, el desmantelamiento de las políticas expansivas llevadas a cabo durante el choque COVID-19 por parte de las economías avanzadas, conjuntamente con decisiones de política monetarias más contractivas que las anticipadas, podrían derivar en un deterioro de las condiciones financieras internacionales que enfrentan economías emergentes. En este caso, las condiciones de acceso al financiamiento externo serían menos favorables para estas economías. Recientemente, las agencias calificadoras de riesgo han ratificado la calificación crediticia de Uruguay y su perspectiva estable. Las fortalezas institucionales y los esfuerzos en el manejo de las cuentas públicas son valoradas positivamente, representando importantes capacidades para la estabilidad financiera doméstica.
A nivel regional persisten los riesgos en los procesos de ajustes de los desequilibrios macroeconómicos, en particular en materia fiscal debido a factores políticos y sociales. Menores proyecciones de crecimiento y un ciclo electoral anticipado en un contexto de alta polarización a nivel político pueden revertir el proceso de ajuste fiscal observado en 2021.
Habiendo analizado y evaluado los factores de riesgo, así como sus canales de transmisión, el Comité concluye que el sistema financiero doméstico se encuentra estable y en condiciones de procesarles. Las propias capacidades del sistema, dentro de las que se destacan sus niveles de solvencia y liquidez, determinan que el sistema financiero esté en condiciones de contribuir al manejo de los riesgos, facilitando de esta manera al desempeño presente y futuro de la economía.
El Comité ratifica su decisión de realizar un seguimiento permanente de la situación, así como de continuar coordinando las acciones que se entiendan necesarias, en el lapso que medie hasta su próxima reunión ordinaria.