Con la presencia de conferencistas internacionales y participantes del ámbito económico y académico comenzó la XXXI edición de las Jornadas Anuales de Economía del Banco Central del Uruguay (BCU).
Durante la apertura, el gerente de la Asesoría Económica del BCU, Adolfo Sarmiento, dio la bienvenida a los asistentes a una instancia que, según subrayó, promete mesas de reflexión sobre los modelos económicos que se utilizan para las políticas relacionadas con el PBI y la estabilidad de precios.
Posteriormente, la conferencia del experto de la Universidad de Columbia, Guillermo Calvo, repasó la teoría de las expectativas de inflación en su exposición denominada “From chronic inflation to chronic deflation: Focusing on Expectations and Liquidity Disarray Since World War II”.
En el transcurso de su disertación, Calvo dijo que durante los años 70 se demostró que “la teoría monetaria es inconsistente con la racionalidad” y que “los precios adquieren poder en el momento en que no se puede controlar las expectativas”.
Con el paso de los años los hacedores de política monetaria pretendieron controlar la inflación con el manejo de agregados monetarios, si bien luego pasaron a utilizar la tasa de interés. Como ejemplo, mencionó que en los años 80 se pensaba que la tasa de interés determinaría las decisiones de los consumidores y los inversores. No obstante, el experto remarcó que hoy existe el problema inverso, ya que a nivel mundial la tasa dejó de funcionar como mecanismo efectivo de la política monetaria, sostuvo.
La tasa de interés “funcionó en los países avanzados en momentos de gran tranquilidad”, añadió. Al mismo tiempo recordó que en su momento hubo argumentos a favor de utilizar este instrumento de política monetaria sin perder de vista el manejo de los agregados monetarios.
Finalmente, el académico de la Universidad de Columbia opinó que en el contexto actual hay nuevos desafíos para la gestión de las expectativas de inflación. Esto se debe, entre otros aspectos, a los problemas de liquidez provocados por la crisis económica global de 2008, que erosionó la confianza a nivel de la opinión pública y los mercados.